martes, marzo 23

Adiós a Sr. D y cómo perdí mi contraseña

Cuando era yo una adolescente, a los 16, cursaba la mitad de la prepa. Luego de un primer año que pasé sin pena ni gloria (más pena por mi mal vestir), conocí al Sr. D.

Iniciaba una nueva década y la moda era minimalista. Se usaban las mochilas cruzadas, los colores sólidos, las sandalias, los estampados hindúes y las mariposas se veían por todos lados.

El Sr. D llamó mi atención primero por su corte de cabello, con patillas y un teñido anaranjado. Y bueno, además era muy guapo, con un parecido adolescente a Joshua Jackson. Yo, con poca experiencia y sin mucho mundo aún, pensé que era la encarnación de la perfección o lo más cercano a ésta.


Posteriormente, a la salida de la prepa y con los guapos de la universidad, su imagen se fue borrando de mi mente, aunque he de confesar que aún conservaba una foto con él. Salí de la uni y el Sr. D ya era historia.

No obstante, mi obsesión juvenil me llevó a poner, en ese entonces, su nombre completo como contraseña de mi correo electrónico de Hotmail. A esa dirección le guardaba cariño porque había sido mi primera cuenta (ahora ya tengo la de yahoo, gmail y hasta varias para el job).

El viernes pasado, decidida a poner orden en mi vida, a tomar nuevos rumbos y a dar el famoso y trillado "borrón y cuenta nueva", cambié la contraseña que incluía al Sr. D. No la había cambiado por hueva, apatía, costumbre... etc. Así que lo hice. Con lo que no conté fue con mi mala memoria... Así es, la olvide.

Ahora no la recuerdo. Puedo teclear las contraseñas de mis cuentas bancarias, todavía las de la escuela, la de mi blog, la del twitter, las del trabajo, las de OCC, las de Fundación Carolina, las de mi jefe... pero no recuerdo la de HOTMAIL.

Frustrada por este hecho, no puedo más que quejarme y pensar por qué borré al Sr. D. ¿Será esta una señal para reencontrarme con él? Quizá sí, quizás no... Pero si eso sucede, espero que después de 10 años, esté como el actor de Fringe...

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