miércoles, diciembre 29

Bizancio y Chanel

Me tope con algunas fotos del backstage de la colección Bizancio de Chanel. Es como estudiar historia de la antigüedad, pero a través de vestidos y coordinados de tweed. Amé los brocados e incrustaciones de piedra... Me parecen verdaderos mosaicos griegos y romanos...

Acá las imágenes que se subieron a la página de Chanel News ayer.





martes, noviembre 30

¿¿De la alta costura a la producción en serie??

Me acuerdo que en un curso que tome de moda, un maestro me dijo que Valentino era algo así como "el señor del drapeado". Para los que no sepan mucho de moda, este terminado se explicaría en pocas palabras como los pequeños pliegues en las prendas; aquellos dobleces que parecen estar hechos al azar pero que significan un trabajo prácticamente artesanal pues no pierden su forma original.

Ok, pues Valentino, además de ser conocido por crear vestidos rojos y estar casado con una Miss Universo, es uno de los maestros en el arte de crear este terminado.

El señor Valentino ya se retiró. Sí, todos lloraron mucho cuando dijo adiós (con un mega desfile y hasta película de su trayectoria), pero su legado continúo así como su tradición estética. Su casa aún busca adaptarse a su ausencia, persistiendo en la búsqueda de la unidad de su estilo inconfundiblemente italiano; ya saben, con un buen corte, elegancia y mucha sensualidad.

A la par de esta historia, donde las pasarelas, lo exclusivo y los egos altos son constantes, la firma norteamericana de producción en serie GAP ha crecido y ha ganado reconocimiento por sus creativos. De primera mano recuerdo a Thakoon y Stella McCartney, que si bien no son norteamericanos de nacimiento, ambos cubren con el perfil creativo que necesita la marca gringa: son prácticos, sencillos, fieles a las líneas simples, a los neutros y los tejidos naturales.

¿Cómo diablos ambas líneas se cruzarían en el tiempo y espacio? ¿Es posible tal conjunción? Pues en estos días, tooodo puede pasar.

Resulta que atendiendo a una fiebre por juntar el agua y el aceite (lo exclusivo con el producto en serie), Valentino y GAP se mezclaron. Ambas firmas pueden chocar y de hecho repelerse como opuestos (adoro la exageración). Y es que hablar de Valentino me hace pensar en sedas finas y en el rojo brillante; para hablar de GAP mentalmente pienso en una playera blanca y una falda línea A en color kaki, todo en algodón, con una bufanda estampada como único accesorio.

Lo más interesante y seductor de la moda es precisamente esa dualidad y aparente irracionalidad de conceptos. Desde hace un par de años, quizá con el comienzo del siglo XXI, tiendas departamentales como H&M y Target se habían unido a grandes nombres para crear colecciones especiales, también llamadas low cost. Se trataban de un reducido número de piezas, con modelos sencillos pero con el sello distintivo de los diseñadores invitados, donde destacaba su precio reducido (en proporción masa - costo).

Así, me vienen a la mente las colaboraciones de Karl Lagerfeld, Viktor & Rolf, Comme des Garcons y Jean Paul Gaultier para H&M; o las de Alexander McQueen (descanse en paz) y Anna Sui (inspirada en los personajes de la serie Gossip Girl) para Target.

Y aunque algunos de estos disañadores son también creativos de la crème de la crème de la moda (o sea la Alta costura), creo que ninguno de ellos lo había plasmado y bajado su escencia a la producción industrializada. Sí, todos hicieron playeras, vestidos y coordinados muy bellos, pero no había visto algo tan impactante como lo que hizo el equipo de Valentino para GAP.

En total fueron sólo siete piezas debidamente diseñadas y confeccionadas. Lo mejor de todo, lo fascinante, es que GAP sigue siendo GAP. Valentino les prestó su tradicional drapeado, pero en algodón. Llenó sus piezas de una elegancia muy italiana, pero práctica y cómoda como el estilo norteamericano. GAP sigue siendo para las masas, pero con un toque de la exclusividad de la firma italiana.

Simplemente, piezas irresistibles como los italianos; utilitarias como los vecinos del norte... Un cocktail perfecto y de los mejor logrados hasta el momento.








Enamorada del amor

Cuándo era yo una universitaria, en una de mis clases preferidas (Teorías de la comunicación I) un maestro nos narró el mito de Platón sobre la comunicación. A grandes rasgos, Platón describía al lenguaje como una herramienta de encuentro, como un medio para una búsqueda, para establecer contacto.

Ya no lo recuerdo bien, y quizá mancille la historia original con mis proyecciones románticas, pero creo que va así... En tiempos remotos (o sea muy lejanos), los dioses del Olimpo (a quienes me imagino en vestidos drapeados muy al estilo Versace y Valentino) se compadecieron de los habitantes de nuestro mundo. Eran seres muy parecidos a los humanos, sólo que eran parejas unidas por la espalda. Aunque constituían una sola unidad, cada uno poseía alma y pensamientos propios.

Abrumados por las diferencias que vivían estos seres, ante la falta de acuerdos y la lucha de egos, los dioses decidieron separarlos. "En un acto de benevolencia", recitaba mi profesor adjunto, los dioses del Olimpo lanzaron rayos para "despegarlos". Los relampagos eran tan fuertes, que cada uno de los seres caía en lugares opuestos, de sur a norte, o de este a oeste.

Entonces, los hombres ya separados se dieron cuenta que necesitana a su otra parte, a su complemento. Así nació el lenguaje, como una forma de encontrar a aquella mitad perdida en el mundo. (suspiro)

Me encantaría que esta narración fuera verdad; es más, creo que en mi se aplica. No tengo problemas con los hombres mexicanos. Es más, conozco algunos que son lindísimos, súper inteligentes, agradables, simpáticos y muy educados. Sin embargo, parece ser que mi mitad no cayó cerca de aquí, en territorio nacional. No es que sea malinchista, pero ¿por qué nunca logro nada sentimental con ellos?

En mi viaje a Europa (otra vez, juro que no quiero presumir), conocí a alguien, a quien por lo menos le parecí interesante y atractiva, en sólo una semana de estar por allá. ¿Pero qué pasa con los mexicanos? Yo aquí llevó toda mi vida.

Aunque no tengo una larga lista de experiencias, de un tiempo para acá ya me tocaron los que quieren olvidar a su novia, pero no lo consiguen; los que quieren seguir solteros, pero también quieren una chica para sus compromisos familiares y sociales; el viejo que se quiere sentir joven; el codo que quiere date pero te invita al cine en miércoles de 2x1. ¡¡Me chocan!! ¿Por qué no puedo encontrame a alguien normal, que quiera salir conmigo y ya?

Yo pienso firmemente en que Platón tenía razón. Mi otra parte debe andar en Londres, o en París. En mi primer viaje lo intenté encontrar pero fue muy poco tiempo. Quizá tengo que aprender más idiomas, para explorar nuevas tierras en su búsqueda... No sé, quizás exagero y lo tengo en mis narices...

Lo cierto es que en este invierno, si me gustaría tener a quien abrazar en epoca de frío :(

Y para musicalizar mi "drama-existencial-amoroso-y-cursi" algo de Train

sábado, noviembre 27

De vueta a la realidad

Sí, sigo obsesionada por mi viaje. Lo siento, creo que es normal y se trata de un síndrome que padecen selectos e inteligentes visitantes a Europa. Al parecer, la sensación de ver las grandes obras artísticas en los museos se vuelve adictiva, cual droga química que te pega a la primera.

Una amiga dice que a mi regreso me notó cambiada. Yo lo dudé y no le creí. Lo que sí es cierto es que me viaje me hizo sentirme más segura, curiosamente en otro continente, sin personas a quien recurrir de inmediato ante un problema, sin teléfonos de mis amigos y con un único contacto con América, mi bella MacBook.

Ahora, de vuelta a la realidad, con mi trabajo y sus implicaciones, la inseguridad regresó. No sé por qué... De hecho pensé que había desaparecido. Pero no sé como funciona. Me late que es un virus que se activa en las coordenadas geográficas en las que se encuentra el Distrito Federal. No le veo otra razón.

La situación me desespera un poco. En Londres, Madrid y París me sentía tranquila. Estaba bien vestida y hasta linda. Y es que tengo la teoría que eso de vestir bien, es también cultural. Ok, ok, sí eso no es un gran descubrimiento. El punto es que eso del mimetismo se aplica cañón en las ciudades que visité y en mi tierra natal. Juro que mientras estaba en aquellos lares nos esforzabamos por vernos bien... Los leggings y las botas, que son muy frecuentes por allá no son tan bien vistos por México. Acá no falta el naco que no te quita la vista del trasero, o la señora puritana que cree que quieres provocar los bajos instintos de los hombres.

Y entonces digo, ¿por qué nos vestimos tan mal? ¿Por qué aquí no me puedo sentir tan diva como lo hacía en otras capitales?

Tengo una teoría. Resulta que me invitaron a un desayuno con la crema y nata de los medios impresos femeninos. Estuvieron presentes las editoras de la revistas que sigo: Mar Abascal de Glamour, Lucy Lara de lo que fuera InFashion, Toni Salamanca de Harper's Baazar y quien me dio mi primer curso sobre moda y fuera editora de la revista Esposa Joven, Julia Santibañez.

El evento fue en el Four Seasons de Reforma. Casi todas las asistentes se veían de lo más chic, sobre todo mis editoras preferidas. Ese evento me hizo reaccionar y pensar que acá no todo está perdido, pero que sí necesitamos una mejor visión de la vida, del porvenir, del futuro. Quizá la ropa sea banal en cuanto a los eventos tan tristes que vive el país (la pobreza, la falta de oportunidades profesionales y académicas, el narco, los políticos, la corrupción, López Obrador, los taxistas). Pero lo que sí sé es que nuestra ropa dice como vemos la vida y, lamentablemente, creo que tenemos una visión muy pesimista...

Así que decido verme bien y salir en busca de ropa que me haga sentir chic, que le diga al mundo que los mexicanos tenemos sentido estético y muy buen gusto. Si eso no me quita un poco de mi inseguridad, me dará ropa linda por estrenar en las próximas fiesta de diciembre.

Ya para terminar, y para subirme un poco el ánimo, la foto de una servidora posando con Jean Paul Gaultier y Naomi Campbell. Oh sí, lo logré en Londres!!



domingo, noviembre 21

Me fui a Europa! Misión cumplida




Por fin, el sueño se cumplió. Viajé a Europa. No lo creía.

Mi travesía comenzó el viernes 5 de noviembre, cuando tomé un vuelo hacia Madrid... En el avión una sensación me atravesó. Pensé que no llegaría... Había turbulencias y mal tiempo en España. ¿Sería acaso que mi vida terminaría antes de conocer este enigmático continente? Luego de 10 horas de terrible incomodidad, a lado de un hombre alto que me tenía casí pegada a la ventana llegué al aeropuerto de Barajas!!

Sí, camino a migración todo parecía surreal. En verdad no lo creía. Respiraba y sentía que era un sueño tan real que el despertar sería fatal y el más cruel de todos. En el hotel, donde me esperaban, me conecté a América para reportarme con amigos y familia. Me hablaron y aún no creía que estaba ahí, a pesar de que las personas con quienes hablaba me habían dejado horas antes en el aeropuerto.

Qué puedo decir de Madrid, de Londres y de París. Es muy temprano y es hora de desayunar... En tres días que llevo de nuevo en México no he dejado de hablar de las tres ciudades, de cómo me sorprendieron, de las largas caminatas que hice por ellas, tratando de aferrarme a las sensaciones que viví. No sé si exagero, pero allá me sentía como pez en el agua. El idioma, por lo menos en UK y Francia, no fue problema aunque no lo dominara. El aire frío era soportable, la incertidumbre, las expectativas de un lugar desconocido, la gente y los nuevos habitos no me molestaban, los recibía como una verdadera estimulación de vida.

No sé que tengan esos lugares, pero podría decir que me cambiaron la vida. Ok ok, mi comentario es quizá radical, pero así lo sentí. Ahora, quiero regresar con urgencia, visitar todos aquellos espacios que por el tiempo me perdí, conocer más gente, hablar más y hasta vivir allá. En México, quiero hacer otras tantas cosas, quiero escribir ensayos, conseguir la beca por la que no luche hace unos meses, intentar hacer una maestría y hasta encontrar a alguien con quien compartir este nuevo mundo.

Eso de presumir no es parte de mi personalidad, y no quiero causar envidias, pero este 2010 ha sido excelente. Fui a grandes conciertos (Coldplay, Franz Ferdinand, Paul McCartney), vi a Paul Banks de cerca gracias a mi empleo (en donde las cosas marchan aparentemente bien), he bajado unos kilos (sólo tres, pero son algo), tengo ropa linda, amigas encantadoras, viví una aventura con un sexy español en Londres y gozo de buena salud.

¿Qué puedo pedir en estos momentos? Creo que nada. La verdad sólo tengo que agradecer al karma, la vida, mi trabajo, y a todos los que directa o indirectamente contribuyeron a hacer estos acontecimientos realidad. Y si es un sueño, la verdad, me niego a despertar y pido otros cinco minutos...

domingo, septiembre 12

Del idioma francés...




Una de mis más terribles preocupaciones sobre mi próximo viaje a Europa es el idioma. Aunque visitaré dos ciudades españolas, en las cuales la lengua no será problema, en París sí me da miedito llegar.

Cierto día esperando en un restaurante de comida japonesa, los encargados y algunos comensales hablaban en un idioma desconocido. Pensé entonces en lo difícil que puede ser estar en un país extranjero.

Aunque sé un poco de francés, mi pronunciación es poco menos que mala. Así, espero reencontrarme con algún maestro que me devuelva un poquito de confianza para si quiera pedir algo de comer.

Con este anhelo de retomar mis estudios en el lenguaje de Coco Chanel e Yves Saint Laurent, tiendas que por supuesto visitaré en mi viaje, a pesar de que no me compre nada debido a mi apretado presupuesto (una en la Rue Cambon y la otra sobre Campos Elíseos), recordé lo bello que es el idioma francés.

Ahora que recobré mi lectura de Milan Kundera y "La insoportable levedad del ser", me topé con la frase...

En idioma de Kant, hasta "buenos días", con la entonación precisa puede adquirir el aspecto de una tesis metafísica. El alemán es un idioma de palabras pesadas.

Pense entonces sobre el francés, y me parece que es la lengua más romántica y seductora de todas. Por algo fue el idioma de Coco Chanel, de una de las mejores editoras de moda, Carine Roitfeld, de muchos artistas de vanguardia y París la ciudad de Rick e Ilsa. Así que no está de más volver a mis cursos formales y volver a practicarlo. Para comenzar, a escuchar algo de Edith Piaf y La Vie En Rose...



Y por qué no? Camille con Le Festin para Ratatouille

viernes, septiembre 10

Y para mi viaje...

Ok, ya lista para viajar. Sí, no tengo mucho $$$, pero tengo a mis dos fuentes de inspiración: Gossip Girl desde París... allá voy !!!




jueves, septiembre 9

De viaje...




Desde hace unos años he tenido una loca obsesión por viajar a Europa. Realmente no sé cuando empezó. Lo que sí recuerdo es que la primera atracción llegó con mis clases de historia de la secundaria. Sí, fue ahí cuando empece a elucubrar que viajaría por el mundo para conocer culturas y personas diferentes.

Desde temprana edad era ambiciosa y hasta deseaba tener un novio extranjero. Sí, ese pensamiento se concretó y grabó aún más en mi mente adolescente cuando un día leí en la revista (publicación mensual para niñas ñoñas), que el amor de mi vida sería un turista de otro país (sí, no uno nacional). Nota: No he conocido al amor de m vida o algo que se le parezca :(

Lo cierto es que los hombres extrajeros también comenzaron a llamar mi atención. Primero creo fueron los checos y todos aquellos originarios de Europa del Este. La idea de mis clases de historia, sobre la ocupación soviética y una visita a la exposición fotográfica de Josef Koudelka me hicieron enamorarme de ellos... y eso que aún no leía "La insoportable levedad del ser", de Milan Kundera.

Posteriormente, me gustaron los ingleses. Chris Martin fue mi obesesión por un tiempo, con un enfermo anhelo de visitar el nublado y siempre lluvioso Londres. Me imaginaba caminado por las calles estrechas, cruzando puentes y caminando con un abrigo Burberry y bufanda de Stella McCartney, para estar a tono con la ciudad.

Después comence a estudiar francés y me enamoré de Francia. Una de las principales capitales de la moda, los desfiles, los Campos Elíseos, Coco Chanel, Dior, Thierry Henry... todo en Francia para mi era perfecto; es más, hasta cantaba las rolas de Alizé. Y, como en esas sincronias de las que habla Carl Jung, me topé con referencias a la Ciudad Luz que me enamoraban más de ella.

En la universidad, una amiga y yo soñabamos con viajar a Europa, con irnos de intercambio o hacer una maestría ultramar... Pero el sueño comenzó a caer, cual sueño originado por Leonardo DiCaprio (lo siento, me gustó mucho la película de Inception). Así, la vida siguió su curso. Terminé la escuela, no me fui de intercambio y las maestrías en otros países no eran como en la UNAM, de "a 20 centavos el semestre."

Entré a trabajar y el furor de mis primeros sueldos rebasó mis anhelos de salir del país. Y cuando mi pasaporte ya estaba más que empolvado en un cajón de mi closet, de la nada, regresó mi sueño por Europa. Quizá, fue haber visto a los españoles ganar el mundial, ver tan seguido las imágenes del Real Madrid y el Barcelona en la página donde trabajo. No sé que pasó, pero quiero regresar a mi sueño, y esta vez, ver con mis propios ojos todo eso que sólo he visto como una posibilidad lejana.

Un amigo dice que es malo contar los planes. Pero la verdad, ya no me importa, estoy tan empcionada que no dejo de pensar en esto cada minuto. Con mi viaje, vendrá una dieta rigurosa, pues me privaré de gastos en comida durante mi trayecto, sólo para disfrutar cada rincón de Madrid, Barcelona y París.

Quizá no encuentre al amor de mi vida, pero sí que viviré una experiencia similar a las amorosas... Sólo espero no me agarre el Síndrome de Stendhal.

Ahora sí, tendré mi propio París...

sábado, mayo 22

De los taxistas

Con el terrible hábito de no calcular bien el tiempo, y por lo tanto, llegar tarde a mis citas, soy cliente frecuente de taxis. En este camino he conocido a decenas de conductores. Me parece que la sociedad ha sido dura con ellos, pues no han sido objeto de preocupación, aberración y burla como sus colegas menos afortunados, los microbuseros.

Los taxi drivers pueden ser muy amables y incluso confesarse sin la mínima discreción con sus pasajeros; algunos otros, buscaron una oportunidad profesional, pero las circunstancias los obligaron a trabajar como taxistas, así que improvisan en su vocación por la psicología; dan consejos y comprueban sus hipóstesis con narraciones sobre experiencias propias o de otros de sus pacientes, digo, pasajeros.

Pero también están los taxistas gruñones, inconformes con la vida. A lo largo de mi experiencia con ellos, he identificado algunos de sus puntos vulnerables. Palancas que despiertan su ira contra sus clientes. Básicamente, he notado que les molestan dos puntos:

- Escasez de monedas y billetes de baja denominación. Al término de un viaje, las personas pueden pagar o no con exactitud su viaje. Si lo hacen con un billete mayor a los 50 pesos, incluso cuando el trayecto haya costado más del 50% de esta cantidad, pueden molestarse. Su reacción será mandar a su cliente a conseguir el cambio.

- Trayecto y transito lento. Manejar puede ser caótico en la ciudad de México. Así, ellos prefieren clientes con viajes cortos, que no los lleven de norte a sur, con rutas que no incluyan vías rápidas o zonas de transito lento.

Y bueno, también están los que se molestan cuando te niegas a pagar más de lo que acostumbras, cuando conoces el trayecto y sabes que su taximetro avanzó de manera misteriosa en un día sin transito.

¿Somos desconsiderados con ellos cuando nos molestamos ante tales desaires? No lo creo, eres el cliente y básicamente eres quien manda. Sin embargo, es una tarea pérdida intentar que ellos lo comprendan...Desde mañana, uso puro metro.

De vuelta a mi alma Mater

Del 2002 al 2006 mi rutina me llevaba del norte al sur de la ciudad. Diariamente me trasladaba a ciudad universitaria, a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Estudiaba yo la carrera de Ciencias de la comunicación.

Contrario a muchos de mi generación, mi estancia no fue tan significativa. Dicen que ahí haces a los mejores amigos de tu vida. Siento desilusionarlos, pero en mi caso no fue exactamente así. Recuerdo a ciertas amigas, que veo con poca frecuencia.

Lo que me gustaba de la escuela, en ese entonces, era el presente. Ciertas clases eran excitantes y leía libros teóricos que me fascinaban. Ahí aprendí que la moda era más que revistas y programas especiales en E!

Ahora, cada que regreso por alguna razón a la UNAM, me gusta recordar aquellos tiempos, mis angustias de ese entonces, las cuales giraban alrededor de las lecturas de tareas, exámenes, trabajos y maestros, algunos fuentes de inspiración y otros que pasaron al baúl de personas que no merecen más que el olvido.

En fin, hoy regresé por una razón menos académica, pero igual de placentera. Conocí el restaurante Azul y Oro. Como parte del Complejo Cultural de CU, este lugar converge con la Sala Nezahualcoyotl y el nuevo MUAC (cuya visita o simple vista exterior es un deleite visual).

Nada de pretenciones. En este restaurante los platillos fueron trascendentales (sinónimo del mmm… de Homero Simpson), en un sitio que mezcla lo cálido con un toque de modernidad. Mi elección de entrada fue la sopa de flor de calabaza con hojaldre, calientita, con cuerpo y presentada en un bellísimo plato de talabera. De plato fuerte ordené las muy recomendadas enchiladas de jamaica, 100% orgánicas, picositas, y con sentido social (se apoya a una comunidad que siembra dicha flor).

Así, me sorprende y enorgullece que haya un restaurante con tan buen concepto, dentro de una universidad pública y digno de ubicarse cerca de un área reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Destaca su reconocimiento de la cocina mexicana, con sus platillos e ingredientes, pero también con la introducción de tendencias en su presentación y recetario.

Los precios son accesibles para los universitarios, ahora acostumbrados a usar blackberry y comprar ropa en centros comerciales. Para el público en general, una propuesta fascinante que se complementa con una atmósfera cultural estimulante.

El Azul y Oro es otro lugar para recordar de la UNAM. Ahora, se convertirá en un amigo especial, al cual sí visitaré un poco más seguido.

De la inseguridad

Hace poco, mi maestra de budismo platicaba sobre las conferencias que el Dalai Lama realiza anualmente con científicos y profesionales del ámbito social y humanístico. En una de ellas, un psicólogo habló de los trastornos depresivos y cómo sus pacientes llegan a sentirse devaluados en sus vidas. De acuerdo con el relato, algunos de los monjes que acompañaban al Dalai Lama comenzaron a hacer preguntas. ¿A qué se refiere cuando señala que una persona siente que no vale nada? ¿Cómo un ser humano puede percibirse así?

Después de una explicación de psicólogos y psiquiatras, los monjes comprendieron el problema. Su visión de la vida en oriente, y quizá también bajo la filosofía que han estudiado toda la vida, les hacía incomprensible la tesis de los conceptos que ahora rondan doquiera que pongamos la vista.

Quizá para entrar en la moda de principios de siglo XX, con las teorías contemporáneas de la psicología, he de confesar que yo he padecido de estos males. Sí, muchas veces y en diferentes circunstancias me siento insegura y triste, sin el coraje y la valentía para enfrentarme a ellas. Las causas pueden ser insignificantes para los demás, pero las más importantes para mí, que al final me frenan en la planeación de nuevos proyectos.

¿Un escritor puede sentir ese mismo miedo, puede ser inseguro o tímido? Pensaba que no, así que mis pensamientos me pedían rendirme, como me he rendido en muchas otras ocasiones.

No obstante, y quizá obedeciendo al fenómeno de sincronicidad del que hablaba Carl Jung, leí uno de los ensayos de Borges, Ceguera. Desconociendo su padecimiento y lo que hizo después de perder paulatinamente la vista, no pude más que sentirme obligada a intentar lo que fuera. Borges no solo cuenta la historia de su vida, sino de otros personajes cuya enfermedad, deficiencia o incluso suerte, los llevaron por un camino nuevo, que quizá nunca hubiesen explorado.

Me gusta pensar que Borges no puedo haberse topado con un padecimiento menos poético. Su ceguera fue metáfora para una de sus lectoras.

martes, mayo 18

No quiero ir a trabajar!!

Qué día. Comencé llegando tarde al trabajo y discutiendo con el chofer del taxi sobre la lejanía de mi oficina. Odio que eso suceda, son taxistas y no quieren que haya transito, que sus viajes sean cortos y además ganar dinero. Me voy a fijar bien en usted para no llevarla la próxima vez… Me dijo. Sí yo escogiera a mi chofer, no lo hubiese elegido a usted, pensé pero no se lo dije. Sentía que no valía a pena pelear por algo sin importancia.

Llegue a la oficina muy tarde. Los rostros y el silencio cuando chequé mi entrada no fueron discretos; obvio, el retraso era evidente. Saludé a una de las diseñadoras y felicité a otro compañero, había cumplido años, 35 para ser exactos.

Por un momento hubo cordialidad, pero como es costumbre, las exigencias banales no tardaron en manifestarse. Los pagos, las tablas de excel, los mails sobre más pagos me han agobiado desde que llegué a este lugar. Son tareas con las que tengo que lidiar para tener un lugar en la parte editorial que ahí se desempeña.

Desde hace unos meses me he cuestionado mi estancia allí. Sí, he aprendido muchas cosas de la profesión, pero en una ubicación satélite, desde lejos y siempre observando. Cada que hay un proyecto y trato de involucrarme, hay también un rembolso que hacer, un tramite para el jefe o una tarea que no puede hacer alguien más que yo.

También he aprendido sobre el precio de ser auténticos, de no usar máscaras dependiendo las circunstancias. Cuando empecé a escribir este post, recordé a Calderón de la Barca y su obra La vida es sueño. Me vino a la mente Segismundo y cómo cambia su visión de la cárcel al palacio. La vida, como a él, nos puede llevar a sitios insospechados, el punto y lo importante es no darlo todo por hecho.

Algunos de mis compañeros han salido de la torre donde empezaron; ahora están en el palacio, como reyes (y es literal). Así, cambiaron también las características de su personalidad y se volvieron como el mismísimo Segismundo, arrogantes y dictatoriales. Lo triste para mí fue observar este cambio en una persona cercana, alguien con quien tuve un vínculo de amistad.

Las acciones maquiavélicas son las comunes en la oficina. Sería mejor que fuera como en Otelo, de Shakespeare, donde todo termina de una vez, en tragedia, pero concluye. Aquí no es así, continúa y continúa… Es verdaderamente estresante.

Sé que en la industria de la moda, este tipo de personalidades también proliferan. Es más, creo que incluso son peores. Mi consuelo es que, por lo menos, allí valdría la pena ir contra corriente, observando el proceso creativo de egos aún más grandes que los que conozco, los de los grandes diseñadores.

Me gusta más la visión de mis clases de Budismo. Mi maestra siempre recalca la verdadera naturaleza de los seres, libre de ignorancia, apegos y aversiones, llamados en esta doctrina los tres venenos. Por medio de la meditación, los hombres podemos liberarnos de éstos, mismos que provocan una visión errónea de la realidad.

Apartándome del budismo, y retomando a Calderón de la Barca, espero que esta parte de mi vida sea sólo un sueño más, o por lo menos, que mañana despierte de mejor humor...


lunes, mayo 17

Siete Noches de Borges y mis Mil y una noches

Terminé por fin el libro de Siete Noches de Borges.

El título ya me había gustado por la recomendación de mi caballero Gandhi (vendedor del post anterior). Leerlo no fue menos fructífero y emocionante. Sí, ésas son las palabras; la primera porque me aclaró muchísimos puntos sobre un proyecto literario que tengo en mente, y emocionante porque, tal como el autor lo describe, leer un libro es vivirlo, es toda una experiencia estética.

Siete Noches me hizo recordar, con los ensayos sobre las pasiones de Borges, algunos momentos de mi vida.

El que tengo más claro ahora es el de Las mil y una noches. Hace un tiempo, cuando era yo una universitaria, atendía la clase de Sociología del cine. El séptimo arte, era una costumbre si no es que una obligación en casa. Recuerdo que según un estudio del consumo del cine, los mexicanos asistían al cine 2 veces al año, cifra que ya había superado y seguro acumulaba para que, si reencarnara como lo dice el budismo, no volvería a disfrutar por varias vidas.

En fin, en mi asignatura conocí a quien llamaré el señor O, ayudante del profesor y alumno de últimos semestres. Me agradó desde que me felicitó por mis reseñas, las cuales calificaba de entretenidas, concretas y críticas. Mi gusto por comparar la historia universal con las tramas cinematográficas y opinar sobre la trayectoria de los directores, eran puntos que él apreciaba de mis escritos.

Al terminar el periodo escolar, por alguna razón que no merece comentarse comenzamos a hablar por medio de chat. Sus gustos y recomendaciones eran diversas y no siempre concordaban con las mías. A mí me encantaba Coldplay y él pensaba que su música no proponía nada. Criticaba mi afición por las pinturas de Degas, de quien decía se había limitado a pintar simples bailarinas (yo le señalaba que también había pintado carreras de caballos y le discutía su mérito de haber pintado en interiores, contrario a otros impresionistas).

Él era amante de Magritte, Semisonic, Tarantino y Tim Burton.

De las largas cyber charlas, pasamos a las llamadas telefónicas. Y es que más allá de un ligue, nos convertimos en buenos oyentes, de nuestras aficiones, miedos, romances y desilusiones. Era divertidísimo hablar por las noches, cuando nuestra atención estaba bien enfocada en nosotros.

Un día, nuestra conversación más prolongada duró hasta las dos de la mañana; quizá ambos hemos batido esa marca con otras personas, pero la recuerdo bien por su comentario de despedida. Me dijo que nuestras pláticas eran nuestra propia versión de Las mil y una noches, libro que creo marcó el trabajo de los siete ensayos, y la vida, de Borges.

Así, con una serie de experiencias personales, construimos un conglomerado que me hizo amar Casablanca y la frase … Siempre tendremos París, ver una y otra vez Kill Bill, y acercarme a Milan Kundera.

I love... Mi vestido genérico

Después de conseguir mi preciado vestido de gatos, no de Miu Miu pero su genérico en Zara, no aguanté ni un día para estrenarlo. La ocasión lo ameritaba, el festejo de algunos cumpleaños familiares, el día de las madres y el día del maestro, profesión dominante en la familia.

Estos eventos son para mí un compromiso más, pues no es mi fascinación ir a escuchar opiniones y charlas que no me interesan. Sin embargo, iba a usar EL VESTIDO, que encontré ayer como epifanía y conseguí por sólo 400 pesos (en época de crisis, no está de moda derrochar).

Antes del evento, y para sentirme en pasarela, me lancé al centro por dos libros de Borges, recomendados por alguien que considero mi maestro zen de las letras. Este personaje me está llevando por un camino que tenía miedo de abordar, y me dio algunas sugerencias para mejorar mi redacción técnica. Nada por que agobiarme, educada en la UNAM suelo ser demasiado metodológica… Quizá hasta me haga falta leer más poesía.

Regresando a mi viaje en el Centro, no pudo ser más inconveniente. Con un vestido de seda sin mangas, flats negros y leggins, mi atuendo atendía más al clima de las últimas semanas, calurosamente extremo. No obstante, ayer el clima me jugó sucio y llovió. Mi solución, tomar un taxi para no estropear el outfit, aunque me previne con un paraguas y gabardina que coordinaban a la perfección con mi Miu Miu genérico.

Llego a Gandhi y no están mis títulos. ¿Ahora todos leen a Borges?

Puedes encontrarlo en la sucursal Madero, aquí a una cuadra… Me dijo el vendedor. Con esta frase salí corriendo. Caminé bajo una lluvia más recia. El aire era insoportable. Ya en la librería busqué a algún vendedor, pero no había nadie disponible; apareció entonces, detrás de un librero, un chico alto, muy alto, y me preguntó si me podía ayudar.

Le dí el nombre de mis títulos, bueno los de Borges. Encontró el primero y me dijo que era muy bueno. Le dí el segundo, y puso cara de que no lo conocía. Después de encontrarlo, no pude evitar manifestar mi alegría y le dí las gracias. Su reacción: hacer una reverencia, cual caballero medieval que me hizo reír muchísimo.

Valió la pena caminar con la lluvia, toparme con dicho personaje y sentirme dama de alguna corte europea con mi vestido nuevo.

Back to basics...

Con altura de top model, pero sin otras medidas necesarias; sin talento para trazar un patrón o coser un dobladillo, pero con nociones básicas de escritura… Esa soy yo, una aficionada a lo que visten las personas, por qué lo hacen y lo que conspiran al hacerlo. ¿Qué me llevó a escribir esto? Saber porqué diablos me gustaría escribir sobre moda.

¿Cuándo empezó todo? Como los grandes diseñadores, yo no crecí entre telas, con un padre sastre o una madre costurera. En mi casa había libros, y en ellos las respuestas a todas mis dudas, de ahí mi preferencia por las letras.
Mi primer contacto en el análisis del vestir vino con mis muñecas. Niña sobre-estimulada, con una madre obsesionada con la perfección, fui inquisitiva desde pequeña. Inconforme con los modelos de mis primeras muñecas, busque telas para crear mis propios diseños. Los resultados fueron atuendos mal confeccionados, que podrían haber pasado como mis primeros acercamientos con la moda conceptual y dignas réplicas de piezas de Rei Kawakubo.



Mi juego favorito a los cinco años, el disfraz: usar stilettos que no me quedaban, hacerme crepe en el fleco e imitar a Madonna sin saber lo que decían sus canciones, porque al final eso carecía de la importancia que tenía mi atuendo. Mi gusto infantil por el vestir se convirtió en una gran pasión. Más que banalidad, la moda la definiría como otros autores, como un sistema de signos, que no por ser complejo deja de ser una forma de expresión lúdica y, sobre todo, seductora.

domingo, mayo 2

Mi lado geek adora a Pepper Potts

Se estrenó Iron Man 2 en México!! Viernes por la tarde y con una amiga, me dispuse a ver este filme, sin esperar nada profundo, mas que dos horas de entretenimiento vacío y divertido. Como era de esperarse, la fila llena de fanáticos del personaje de Marvel no eran cortas; algunos con playeras alusivas y muchos personajes parecidos a los de la serie Big Bang Theory, no fueron un buen augurio.

Sin embargo, cual fue mi sorpresa al encontrarme una cinta que me gustó, no por la trama, no por el protagonista (que me parece muy viejo), sino por Pepper Potts. Interpretada por Gwyneth Paltrow, es el caracter de mis sueños. No sólo porque es medio histérica como yo, sino por su vestuario y envidiable corte de cabello.





Así, me ví en la tarea de buscar algunas referencias a Potts en las pasarelas de primavera/verano y encontré algunas piezas con las que podría armar un outfit en su honor. A continuación sugerencias para su look en Narciso Rodriguez, Burberry Prorsum, Michael Kors, Luella (para las más atrevidas) y zapatos de Aldo.














Simplemente la amé y espero trabajar en un lugar muy nice para vestirme así!! Ahora, no podré odiar a la Paltrow aunque, en la vida real, sea esposa de Chris Martin.

sábado, mayo 1

Nuevos neutros

Como me gusta eso de los nuevos neutros para esta Primavera Verano.

Aunque no soy muy partidaria de los tonos claros, estoy segura que puedo seguir la tendencia de los colores arena, beige y grises. Mis opciones son los zapatos y bolsos de ALDO (abajo), aunque no niego que sí me pondría un vestidito de Malandrino.



jueves, abril 29

miércoles, abril 28

Zara allá voy con mi tarjeta

Miu Miu tiene una colección mágica para la temporada primavera verano 2010. Yo no tengo mucho dinero, soy asalariada y mal pagada, so, Zara es una de mis opciones para comprar tendencias. A veces siento que es como comprar piratería, pero luego me digo: Tranquila, es mientras ganas más dinero...

Así que, además de una falda muy parecida a las propuestas por Celine, ahora esta cadena lanza un modelito muy similar a los de Miu Miu, con GATOS!!! Entonces, con su permiso me voy a Zara por algo con estampado de mininos.

Quiero un novio, pero esta no es la forma...

Miércoles, mitad de semana, nada como un look casual para la oficina. Así, elegí algo sencillo: jeans DKNY, balerinas Kenneth Cole, cardigan de Zara y una blusa de algodón de GAP. Con el cabello seco y debidamente planchadito, salí como siempre en busca de un taxi que me llevara a la estación de Metro más cercana.

El vigilante del edificio me saluda, como siempre sin verme a los ojos. Ya estoy acostumbrada, pero hoy hasta me deseó un buen día. Raro, pero se le agraceció. En la primera calle un tipo en su carro me mira, como si me conociera... Chance y me confundió, me dije. Llegué a la segunda esquina y una treintona me examina sin la mínima discreción... Sí, la verdad me veo bien, pero ya es mucho ¿no?..

Espero mi taxi, junto a otras personas. Al divisar el primero, un trajeado alza el brazo, le sigo yo y al mismo tiempo una mujer mayor, pero el vochito se estaciona junto a mí... Reacción: Que padre, hoy si llego tempra!

Al entrar, me miro en el espejo cual estrella de cine, acomodando mi cabello, pues, al parecer, mi look me había traido buena suerte... Ingenua! traía la blusa desabrochada en el sitio más incoveniente...

Más atención para la próxima... Mientras, se agradece cuando otras personas son exhibicionistas como yo:

En la Semifinal de la Champions entre el Inter y Barcelona...





viernes, abril 16

Nada como un buen concierto, ropa linda y una nueva perspectiva

Hace unos días no me sentía nada bien. Hoy las cosas pintan un poco mejor. La semana pasada fui al concierto de Franz Ferdinand y qué puedo decir... Alex Kapranos, el vocalista, está guapísimo. Bueno, quizá no lo sea tanto, pero es super atractivo.

Recorde cómo me comenzó a gustar su música. Todo empezó leyendo mi Harpers Bazaar. En una editorial, varias bandas se tomaron fotos con los modelitos más in del momento. Mis queridos británicos lo hicieron vestidos de Chanel y en una especie de intervención o performance... Luego, leí que Karl Lagerlfeld usó su música para sus pasarelas, y dije, si este genio los eligió deben de ser talentosos. La cereza del pastel fue que también a Kate Moss le encantaban, y aunque esta mujer es una drogadicta, no puedo negar su buen gusto.




Además del concierto hoy tuve una cita importante. Estaba medio nerviosa, pero me puse un outfit con el que me sentía super bien, así que la confianza vino de forma natural y creo que me ayudó bastante... Espero recibir buenas noticias en los próximos días...

En fin, estar con personas que quiero y que me quieren me ha hecho recargar pilas. Tengo mi curso de Ikebana y algunas próximas parties, así que mis problemas laborales se están esfumando en una ola de felicidad expansiva, que me hace pensar que las pequeñas cosas y lo que he aguantado en realidad me ha traido cosas buenas... Si el trabajo es pesado algunas veces, bien que mal me dio el varo para ver a Kapranos brincar por el Auditorio Nacional, con sus bellísimos zapatos de charol negro y su fleco rubio, y también para armar mi atuendo lindo...

A ver que pasa, como dice mi teacher de budismo: Karma bueno, karma malo, quien sabe...

Mientras, Walk Away

sábado, marzo 27

Los gatos están de moda

Como ya había escrito antes, desde que adopté a mi gata Coco (su nombre es en honor a Coco Chanel), he decidido convertirme en la loca de los gatos, pero en una versión reloaded y con mucho glamour.

Así, mi primer imagen a seguir fue la de la campaña de Lanvin de Otoño Invierno del 2009. Ahora, tengo más fuentes de inspiración, que me dicen que los gatos y los felinos son de lo más chic.

La última versión de gatita moderna, elegante y sexy que quisiera adoptar es la de Jessica Stam, para el perfume Ricci Ricci. Acá en México llegó hace un par de meses y desde que vi los anuncios en muchos parabuses de camino al trabajo me obsesioné por comprarlo.





Ahora me topé con el shooting de la Vogue España para el mes de abril. Bajo el título "Surf urbano", la editorial consta de estampados llenos de color como protagonistas, los cuales comparten cámaras con un lindo felino, por cierto muy parecido a mi Coco, pero con unos cuantos kilos menos (hasta los gatos modelos son más delgados...)






Y que tal los estampados de Miu Miu, para la temporada Primavera Verano 2010, en zapatos, bolsos, blusas y faldas...







Finalmente, y buscando más gatos chic, me topé con un blog australiano. Se trata de Matou en peluche, un espacio de una chava que hace trabajos en pastel muy padres, con un particular gusto por las ilustraciones de la primera mitad del siglo XX y, por supuesto, los gatos.