martes, noviembre 30

¿¿De la alta costura a la producción en serie??

Me acuerdo que en un curso que tome de moda, un maestro me dijo que Valentino era algo así como "el señor del drapeado". Para los que no sepan mucho de moda, este terminado se explicaría en pocas palabras como los pequeños pliegues en las prendas; aquellos dobleces que parecen estar hechos al azar pero que significan un trabajo prácticamente artesanal pues no pierden su forma original.

Ok, pues Valentino, además de ser conocido por crear vestidos rojos y estar casado con una Miss Universo, es uno de los maestros en el arte de crear este terminado.

El señor Valentino ya se retiró. Sí, todos lloraron mucho cuando dijo adiós (con un mega desfile y hasta película de su trayectoria), pero su legado continúo así como su tradición estética. Su casa aún busca adaptarse a su ausencia, persistiendo en la búsqueda de la unidad de su estilo inconfundiblemente italiano; ya saben, con un buen corte, elegancia y mucha sensualidad.

A la par de esta historia, donde las pasarelas, lo exclusivo y los egos altos son constantes, la firma norteamericana de producción en serie GAP ha crecido y ha ganado reconocimiento por sus creativos. De primera mano recuerdo a Thakoon y Stella McCartney, que si bien no son norteamericanos de nacimiento, ambos cubren con el perfil creativo que necesita la marca gringa: son prácticos, sencillos, fieles a las líneas simples, a los neutros y los tejidos naturales.

¿Cómo diablos ambas líneas se cruzarían en el tiempo y espacio? ¿Es posible tal conjunción? Pues en estos días, tooodo puede pasar.

Resulta que atendiendo a una fiebre por juntar el agua y el aceite (lo exclusivo con el producto en serie), Valentino y GAP se mezclaron. Ambas firmas pueden chocar y de hecho repelerse como opuestos (adoro la exageración). Y es que hablar de Valentino me hace pensar en sedas finas y en el rojo brillante; para hablar de GAP mentalmente pienso en una playera blanca y una falda línea A en color kaki, todo en algodón, con una bufanda estampada como único accesorio.

Lo más interesante y seductor de la moda es precisamente esa dualidad y aparente irracionalidad de conceptos. Desde hace un par de años, quizá con el comienzo del siglo XXI, tiendas departamentales como H&M y Target se habían unido a grandes nombres para crear colecciones especiales, también llamadas low cost. Se trataban de un reducido número de piezas, con modelos sencillos pero con el sello distintivo de los diseñadores invitados, donde destacaba su precio reducido (en proporción masa - costo).

Así, me vienen a la mente las colaboraciones de Karl Lagerfeld, Viktor & Rolf, Comme des Garcons y Jean Paul Gaultier para H&M; o las de Alexander McQueen (descanse en paz) y Anna Sui (inspirada en los personajes de la serie Gossip Girl) para Target.

Y aunque algunos de estos disañadores son también creativos de la crème de la crème de la moda (o sea la Alta costura), creo que ninguno de ellos lo había plasmado y bajado su escencia a la producción industrializada. Sí, todos hicieron playeras, vestidos y coordinados muy bellos, pero no había visto algo tan impactante como lo que hizo el equipo de Valentino para GAP.

En total fueron sólo siete piezas debidamente diseñadas y confeccionadas. Lo mejor de todo, lo fascinante, es que GAP sigue siendo GAP. Valentino les prestó su tradicional drapeado, pero en algodón. Llenó sus piezas de una elegancia muy italiana, pero práctica y cómoda como el estilo norteamericano. GAP sigue siendo para las masas, pero con un toque de la exclusividad de la firma italiana.

Simplemente, piezas irresistibles como los italianos; utilitarias como los vecinos del norte... Un cocktail perfecto y de los mejor logrados hasta el momento.








Enamorada del amor

Cuándo era yo una universitaria, en una de mis clases preferidas (Teorías de la comunicación I) un maestro nos narró el mito de Platón sobre la comunicación. A grandes rasgos, Platón describía al lenguaje como una herramienta de encuentro, como un medio para una búsqueda, para establecer contacto.

Ya no lo recuerdo bien, y quizá mancille la historia original con mis proyecciones románticas, pero creo que va así... En tiempos remotos (o sea muy lejanos), los dioses del Olimpo (a quienes me imagino en vestidos drapeados muy al estilo Versace y Valentino) se compadecieron de los habitantes de nuestro mundo. Eran seres muy parecidos a los humanos, sólo que eran parejas unidas por la espalda. Aunque constituían una sola unidad, cada uno poseía alma y pensamientos propios.

Abrumados por las diferencias que vivían estos seres, ante la falta de acuerdos y la lucha de egos, los dioses decidieron separarlos. "En un acto de benevolencia", recitaba mi profesor adjunto, los dioses del Olimpo lanzaron rayos para "despegarlos". Los relampagos eran tan fuertes, que cada uno de los seres caía en lugares opuestos, de sur a norte, o de este a oeste.

Entonces, los hombres ya separados se dieron cuenta que necesitana a su otra parte, a su complemento. Así nació el lenguaje, como una forma de encontrar a aquella mitad perdida en el mundo. (suspiro)

Me encantaría que esta narración fuera verdad; es más, creo que en mi se aplica. No tengo problemas con los hombres mexicanos. Es más, conozco algunos que son lindísimos, súper inteligentes, agradables, simpáticos y muy educados. Sin embargo, parece ser que mi mitad no cayó cerca de aquí, en territorio nacional. No es que sea malinchista, pero ¿por qué nunca logro nada sentimental con ellos?

En mi viaje a Europa (otra vez, juro que no quiero presumir), conocí a alguien, a quien por lo menos le parecí interesante y atractiva, en sólo una semana de estar por allá. ¿Pero qué pasa con los mexicanos? Yo aquí llevó toda mi vida.

Aunque no tengo una larga lista de experiencias, de un tiempo para acá ya me tocaron los que quieren olvidar a su novia, pero no lo consiguen; los que quieren seguir solteros, pero también quieren una chica para sus compromisos familiares y sociales; el viejo que se quiere sentir joven; el codo que quiere date pero te invita al cine en miércoles de 2x1. ¡¡Me chocan!! ¿Por qué no puedo encontrame a alguien normal, que quiera salir conmigo y ya?

Yo pienso firmemente en que Platón tenía razón. Mi otra parte debe andar en Londres, o en París. En mi primer viaje lo intenté encontrar pero fue muy poco tiempo. Quizá tengo que aprender más idiomas, para explorar nuevas tierras en su búsqueda... No sé, quizás exagero y lo tengo en mis narices...

Lo cierto es que en este invierno, si me gustaría tener a quien abrazar en epoca de frío :(

Y para musicalizar mi "drama-existencial-amoroso-y-cursi" algo de Train

sábado, noviembre 27

De vueta a la realidad

Sí, sigo obsesionada por mi viaje. Lo siento, creo que es normal y se trata de un síndrome que padecen selectos e inteligentes visitantes a Europa. Al parecer, la sensación de ver las grandes obras artísticas en los museos se vuelve adictiva, cual droga química que te pega a la primera.

Una amiga dice que a mi regreso me notó cambiada. Yo lo dudé y no le creí. Lo que sí es cierto es que me viaje me hizo sentirme más segura, curiosamente en otro continente, sin personas a quien recurrir de inmediato ante un problema, sin teléfonos de mis amigos y con un único contacto con América, mi bella MacBook.

Ahora, de vuelta a la realidad, con mi trabajo y sus implicaciones, la inseguridad regresó. No sé por qué... De hecho pensé que había desaparecido. Pero no sé como funciona. Me late que es un virus que se activa en las coordenadas geográficas en las que se encuentra el Distrito Federal. No le veo otra razón.

La situación me desespera un poco. En Londres, Madrid y París me sentía tranquila. Estaba bien vestida y hasta linda. Y es que tengo la teoría que eso de vestir bien, es también cultural. Ok, ok, sí eso no es un gran descubrimiento. El punto es que eso del mimetismo se aplica cañón en las ciudades que visité y en mi tierra natal. Juro que mientras estaba en aquellos lares nos esforzabamos por vernos bien... Los leggings y las botas, que son muy frecuentes por allá no son tan bien vistos por México. Acá no falta el naco que no te quita la vista del trasero, o la señora puritana que cree que quieres provocar los bajos instintos de los hombres.

Y entonces digo, ¿por qué nos vestimos tan mal? ¿Por qué aquí no me puedo sentir tan diva como lo hacía en otras capitales?

Tengo una teoría. Resulta que me invitaron a un desayuno con la crema y nata de los medios impresos femeninos. Estuvieron presentes las editoras de la revistas que sigo: Mar Abascal de Glamour, Lucy Lara de lo que fuera InFashion, Toni Salamanca de Harper's Baazar y quien me dio mi primer curso sobre moda y fuera editora de la revista Esposa Joven, Julia Santibañez.

El evento fue en el Four Seasons de Reforma. Casi todas las asistentes se veían de lo más chic, sobre todo mis editoras preferidas. Ese evento me hizo reaccionar y pensar que acá no todo está perdido, pero que sí necesitamos una mejor visión de la vida, del porvenir, del futuro. Quizá la ropa sea banal en cuanto a los eventos tan tristes que vive el país (la pobreza, la falta de oportunidades profesionales y académicas, el narco, los políticos, la corrupción, López Obrador, los taxistas). Pero lo que sí sé es que nuestra ropa dice como vemos la vida y, lamentablemente, creo que tenemos una visión muy pesimista...

Así que decido verme bien y salir en busca de ropa que me haga sentir chic, que le diga al mundo que los mexicanos tenemos sentido estético y muy buen gusto. Si eso no me quita un poco de mi inseguridad, me dará ropa linda por estrenar en las próximas fiesta de diciembre.

Ya para terminar, y para subirme un poco el ánimo, la foto de una servidora posando con Jean Paul Gaultier y Naomi Campbell. Oh sí, lo logré en Londres!!



domingo, noviembre 21

Me fui a Europa! Misión cumplida




Por fin, el sueño se cumplió. Viajé a Europa. No lo creía.

Mi travesía comenzó el viernes 5 de noviembre, cuando tomé un vuelo hacia Madrid... En el avión una sensación me atravesó. Pensé que no llegaría... Había turbulencias y mal tiempo en España. ¿Sería acaso que mi vida terminaría antes de conocer este enigmático continente? Luego de 10 horas de terrible incomodidad, a lado de un hombre alto que me tenía casí pegada a la ventana llegué al aeropuerto de Barajas!!

Sí, camino a migración todo parecía surreal. En verdad no lo creía. Respiraba y sentía que era un sueño tan real que el despertar sería fatal y el más cruel de todos. En el hotel, donde me esperaban, me conecté a América para reportarme con amigos y familia. Me hablaron y aún no creía que estaba ahí, a pesar de que las personas con quienes hablaba me habían dejado horas antes en el aeropuerto.

Qué puedo decir de Madrid, de Londres y de París. Es muy temprano y es hora de desayunar... En tres días que llevo de nuevo en México no he dejado de hablar de las tres ciudades, de cómo me sorprendieron, de las largas caminatas que hice por ellas, tratando de aferrarme a las sensaciones que viví. No sé si exagero, pero allá me sentía como pez en el agua. El idioma, por lo menos en UK y Francia, no fue problema aunque no lo dominara. El aire frío era soportable, la incertidumbre, las expectativas de un lugar desconocido, la gente y los nuevos habitos no me molestaban, los recibía como una verdadera estimulación de vida.

No sé que tengan esos lugares, pero podría decir que me cambiaron la vida. Ok ok, mi comentario es quizá radical, pero así lo sentí. Ahora, quiero regresar con urgencia, visitar todos aquellos espacios que por el tiempo me perdí, conocer más gente, hablar más y hasta vivir allá. En México, quiero hacer otras tantas cosas, quiero escribir ensayos, conseguir la beca por la que no luche hace unos meses, intentar hacer una maestría y hasta encontrar a alguien con quien compartir este nuevo mundo.

Eso de presumir no es parte de mi personalidad, y no quiero causar envidias, pero este 2010 ha sido excelente. Fui a grandes conciertos (Coldplay, Franz Ferdinand, Paul McCartney), vi a Paul Banks de cerca gracias a mi empleo (en donde las cosas marchan aparentemente bien), he bajado unos kilos (sólo tres, pero son algo), tengo ropa linda, amigas encantadoras, viví una aventura con un sexy español en Londres y gozo de buena salud.

¿Qué puedo pedir en estos momentos? Creo que nada. La verdad sólo tengo que agradecer al karma, la vida, mi trabajo, y a todos los que directa o indirectamente contribuyeron a hacer estos acontecimientos realidad. Y si es un sueño, la verdad, me niego a despertar y pido otros cinco minutos...