lunes, mayo 17

Back to basics...

Con altura de top model, pero sin otras medidas necesarias; sin talento para trazar un patrón o coser un dobladillo, pero con nociones básicas de escritura… Esa soy yo, una aficionada a lo que visten las personas, por qué lo hacen y lo que conspiran al hacerlo. ¿Qué me llevó a escribir esto? Saber porqué diablos me gustaría escribir sobre moda.

¿Cuándo empezó todo? Como los grandes diseñadores, yo no crecí entre telas, con un padre sastre o una madre costurera. En mi casa había libros, y en ellos las respuestas a todas mis dudas, de ahí mi preferencia por las letras.
Mi primer contacto en el análisis del vestir vino con mis muñecas. Niña sobre-estimulada, con una madre obsesionada con la perfección, fui inquisitiva desde pequeña. Inconforme con los modelos de mis primeras muñecas, busque telas para crear mis propios diseños. Los resultados fueron atuendos mal confeccionados, que podrían haber pasado como mis primeros acercamientos con la moda conceptual y dignas réplicas de piezas de Rei Kawakubo.



Mi juego favorito a los cinco años, el disfraz: usar stilettos que no me quedaban, hacerme crepe en el fleco e imitar a Madonna sin saber lo que decían sus canciones, porque al final eso carecía de la importancia que tenía mi atuendo. Mi gusto infantil por el vestir se convirtió en una gran pasión. Más que banalidad, la moda la definiría como otros autores, como un sistema de signos, que no por ser complejo deja de ser una forma de expresión lúdica y, sobre todo, seductora.

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